Carta de un pelirrojo a otro.
Te lo vengo repitiendo desde hace ya tiempo. Es una sentencia.
Están los muros en pie, mudos y fríos, en el viento rechinan las veletas.
…………
Cuando sin ser vistas pasamos las cabelleras en fuego, viene la estancia del elevamiento; vacía la ciudad, semeja la apariencia más suave, huracanes soplan en torno y turbiones de lluvia.
Fragmentos (y recopilaciones) de un(os) poema(s) asesinado(s).
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