mis muertos los guardo en la mochila
y los llevo siempre al hombro,
me dibujan una joroba incómoda
y un caminar torcido, doblado.
a cada rato me fijo si están,
a ver si los perdí en alguna calle,
si los dejé olvidados,
pero se aferran muy fuerte
a los rincones de la mochila.
a veces siento que se me meten
adentro
y salen a jugar por mis huesos,
por cada parte de mí mismo.
mis muertos que vuelven
matan el olvido.
27.11.07
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
las mochilas son incómodas. pero a veces son necesarias.
te quiero tanto tanto.perdón por eso.
Publicar un comentario